domingo, 4 de noviembre de 2012

De Un Final a Un Comienzo


Porque con todo final, hay un comienzo.

"Se puso su mejor vestido,
ese que compró en su viaje a París.

Se maquilló con gran entusiasmo,
como si fuera a una noche de estreno en Broadway.

Se roció con el más exquisito perfume,
ese que sólo usaba en ocasiones especiales.

Se calzó con las zapatillas de cristal,
las que mandó a hacer justo a su medida.

Llegada la hora, bajó por las escaleras
cubiertas en una fina alfombra de terciopelo rojo.

Abajo la esperaba un elegante hombre,
de reluciente sonrisa encantadora y 
ojos tan negros como la noche misma,
tan enigmáticos que la invitaban a sumergirse en ellos.

Con una traviesa sonrisa y un brillo en sus ojos,
le tendió la mano a su galante cita.
Tomados de la mano y felices de estar ahí,
empezaron el viaje a una eternidad juntos."


Se que hace mucho tiempo que no actualizo, pero cuando el trabajo te absorbe no queda mucho tiempo para los hobbies.

Este pequeño poema, por así llamarlo, lo escribí cuando perdí a una persona cercana a mí. Era "mi abuelito", nunca compartimos lazos de sangre, pero en verdad lo quería como al abuelo que nunca tuve. Estuvo un tiempo enfermo y cuando me dieron la noticia que había fallecido, de las dos únicas cosas que pude hacer fue escribir esto. Se que no es gran cosa, pero fue un momento de inspiración. En lo que el taxi nos llevaba al velatorio lo apunté en mi teléfono, no le he hecho ninguna corrección, está tal y como lo escribí, quería que permaneciera natural y tal y como salió de mi corazón, al igual que las lágrimas que derramé esa noche. Lo publico esta semana por ser en honor a los que partieron antes que nosotros, pero que dejaron una huella imborrable en nuestras.

PARA MI ABUELITA, SOCORRO Y POR MI ABUELITO LUIS.

Les agradezco su paciencia y su atención.

Gracias.

sábado, 2 de junio de 2012

Amores de Leyenda c02


NARUTO Y SUS PERSONAJES © MASASHI KISHIMOTO
“Amores De Leyenda” © SAKURA_TRC, 2012
.
.
.
Capítulo 2. Misterioso Ser
Les tomó hasta el atardecer llegar al templo ubicado al este de la villa, el camino había sido fácil y sin ninguna clase de contratiempos.
- Buenas tardes, somos los shinobi de Konoha –anunció Sasuke a un hombre que custodiaba la puerta.
- Bienvenidos, síganme por favor –caminaron a través de un patio, para luego entrar al templo y llegar hasta un gran salón vacío. El monje los dejó solos después de hacer una leve reverencia.
Pasaron unos breves momentos hasta que una puerta se deslizó dejando ver a un hombre de cabellera castaña y ojos de un verde muy peculiar– Sean ustedes bienvenidos –saludó cortésmente.
- El Hokage nos envió por su solicitud de escolta –notificó el capitán– Mi nombre es Uchiha Sasuke, yo seré el capitán de la misión, mi segundo al mando –dijo señalando al peligris–  Hatake Kakashi y mis compañeros Uzumaki Naruto y Fukuzawa Sai.
- Veo que el Hokage envió muy buenos shinobi, incluyendo a su hijo –analizó el hombre mirando a cada uno de los shinobi presentes– No tengo duda que esta misión no les presentará dificultad alguna.
- Nos conoce –acotó Kakashi nada sorprendido.
- La fama de su equipo los precede –el equipo entero formó una sonrisa arrogante, pero la alegría se esfumo rápidamente.
- ¿Podemos saber a que se debe la escolta de una de sus sacerdotisas? –cuestionó Naruto.
- Cállate, eso no es de nuestra incumbencia –lo calló Sai dándole un golpe en las costillas.
Naruto se encogió del dolor por el golpe recibido pero no dejó de hablar– Pero Sai-baka, no quieres saber porque nos mandaron a una misión tan fácil.
- Na-ru-to –siseó peligrosamente Sasuke.
El monje principal no se alteró solo cerró los ojos y habló serenamente– Lo que puedo decirles es que muchos quieren el poder con el que nacen las sacerdotisas de este templo y debemos asegurar que el ritual se haga o habrá graves consecuencias.
- ¿Poder? ¿Qué clase de poder? –las preguntas se formaron en la cabeza de todos, pero fue Naruto el que las formuló.
- Solo diré que mantengan una distancia… prudente o se verán en serios problemas.
- Eso no ayudó mucho –el ojiazul se cruzó de brazos molesto.
- Mi hijo Takeshi, los acompañará a sus habitaciones, espero sean de su agrado –y sin decir más el monje se retiró de la habitación.
Un joven castaño y de ojos verdes aceitunados los llevo por los pasillos del enorme templo, el lugar estaba en completo silencio y un poco oscuro. Llegaron frente a una gran puerta donde una mujer estaba esperando, en cuanto estuvieron cerca de ella les abrió la puerta, mientras pasaban se mantenía agachada.
- Si gustan relajarse un poco, el baño esta listo, es la puerta a su izquierda y las demás son las habitaciones –aunque el muchacho jamás perdió la cortesía en sus palabras, su rostro denotaba cierto recelo– Con su permiso, que pasen buena noche.
- Yo pido primero el baño –Naruto corrió y cerró la puerta tras de si.
- Acomodaré mis cosas –Sai desapareció tras la puerta a su cuarto tranquilamente.
- Regreso –y en un PUFF Sasuke desapareció.
Kakashi suspiró derrotado– A veces creo que un equipo de puros chicos es demasiado aburrido.
Sasuke estaba sentado en el techo del templo, prefería estar solo para poder pensar tranquilamente. No era la primera vez que se hacía cargo de una misión, pero si en la que toda la responsabilidad recaía en él. Aunque no lo demostrara era un mar de emociones, y es que había algo que lo distraía de la misión… la despedida de aquella chica que veía en sus sueños y esa distracción era lo que le molestaba. Pero una ráfaga de viento lo sacó de sus pensamientos, había sido algo extraño, el viento llevaba una dirección determinada.
Llevado por la curiosidad, Sasuke, saltó a las copas de los arboles que rodeaban el templo y que aun permanecían en movimiento por la fuerza ejercida por el aire. No le tomó más de un par de minutos cuando pudo ver un gran lago en medio de un claro a la mitad del bosque.
Giro su rostro buscando a su alrededor la causa de la fuerte racha de viento, de pronto vio como las arbustos a la orilla del bosque se movían. Apoyado en el Sharingan pudo distinguir a una persona cubierta por una capa negra. Por su estatura y complexión podría ser una chica o un niño, prefirió esperar a que se retirara la capucha y ver su rostro, pero al parecer esas no eran las intenciones de aquel extraño. Sacó un kunai de su bolso para estar listo en caso de iniciar una batalla.
Observó con paciencia desde su escondite, el encapuchado se paró al centro del lago, el agua comenzó a danzar a su alrededor en pequeños remolinos; el aire le hizo compañía arrastrando flores y haciéndolas girar alrededor de la misteriosa figura. Era un espectáculo maravilloso, Sasuke desactivó su kekkei genkai ya que la luna brillaba con gran esplendor iluminando al danzante de la noche. Sus sospechas, de que era una chica, se vieron confirmadas cuando una delicada mano salió de la protección de la capa, tenía la piel blanca, sumamente contrastante con la oscuridad de su abrigo. Unos rayos se colaron por debajo de la capucha, descubriendo parte del rostro de la chica; unos finos labios rosados y unas mejillas sonrojadas le dieron más indicios de la misteriosa personalidad. Sasuke quiso apreciar un poco más de aquel ser, pero sus movimientos fueron torpes haciendo denotar su presencia.
La oscura presencia huyo sin dejar rastro al oír el sonido de las ramas romperse.
- Tsk, soy un idiota.
Sin prisa alguna, el portador del Sharingan regresó al templo.
- ¿Dándote tus escapadas? –se oyó decir a una voz a sus espaldas– Eso no es común en ti, Sasuke.
- Creí haber visto a un intruso y lo seguí hasta un lago cercano –explicó serenamente el moreno– pero le perdí la pista… Kakashi.
- Jamás creí oír que se te escapara un sospechoso –dijo sonriente el peligris.
- Y no volverá a pasar, te lo aseguro –siseó molesto Sasuke por la burla de su ex sensei.
Sin decir más, ambos shinobi se fueron a dormir para recuperar fuerzas y estar frescos para su misión.
Se levantaron con los primeros rayos de sol y eso, al parecer, también era parte de las costumbres en el templo, amablemente fueron invitados a desayunar con el resto de los habitantes del lugar, extrañamente puros hombres.
- Oye Sai –Naruto llamó la atención de su amigo susurrándole al oído– ¿No crees que aquí hace falta algo?
Sai sin quitar su mascara de sonrisa de su rostro analizó el lugar– Pues ahora que lo dices, se supone que en este templo no solo hay monjes, sino también sacerdotisas. Y desde que llegamos a la única mujer que vi fue la de la habitación.
- ¿Las tendrán encerradas? ¿escondidas? ¿cautivas? –Naruto comenzaba a alarmarse pero su estado de crisis fue detenido por un potente golpe en la cabeza.
- Cállate usuratonkachi.
- Eso dolió –se quejó el rubio sobándose el bulto en su cabeza.
Sasuke lo miró hastiado– Ese era su objetivo.
- Espero que hayan pasado una noche placentera –expresó el monje principal al llegar después de que los shinobi terminaron de desayunar– Ahora quiero que conozcan a mis hijas –los condujo hasta el lugar donde los había recibido a su llegada. Luego de acomodarse hizo una señal y un grupo de mujeres entró; pero ninguna se acercó al monje o al grupo de shinobi.
- ¿Todas ellas son sus hijas? –el rubio no pudo evitar sorprenderse ante la llegada de doce chicas y una mujer ligeramente mayor.
El monje guardó la compostura al oír la expresión de Naruto– Todas las sacerdotisas que nacen en el templo son consideradas hijas del monje a cargo.
Sasuke agachó el rostro molesto, estaba conteniendo las ganas de asesinar a su “mejor amigo”.
- Padre, podrías presentarnos –habló una chica pelirroja de gafas y con el atuendo de sacerdotisa ligeramente abierto en la parte superior.
- Ella es mi hija mayor, Karin –señaló a la pelirroja– Es la que heredará el puesto de sacerdotisa principal del templo.
- Hola –saludó coquetamente guiñando un ojo al capitán de la misión.
- Ellos son los shinobi de Konoha, Fukuzawa Sai, Uzumaki Naruto, Hatake Kakashi y el capitán Uchiha Sasuke.
A los shinobi les corrió una gotita en la nuca al notar que la “sacerdotisa” intentaba coquetear con el menor de los Uchiha, que en la aldea era bien conocido por cubo-de-hielo-sin-sentimientos-Uchiha.
- Disculpe que sea tan directo, pero podría decirnos a quien tenemos que escoltar –exigió cortante Sasuke, empezaba a pensar que su Hokage estaba tomando venganza contra él por maltratar a su pequeño vástago– Entre más temprano salgamos, mayor cantidad de terreno recorreremos sin apresurar el ritmo.
- Tiene razón Uchiha-san, en ese caso esa persona será mi hija menor –invitó a la joven a salir de su refugio entre las demás sacerdotisas, pero al ver que no salía habló más fuerte– Sakura, preséntate.
Una joven comenzó a abrirse paso en la multitud, al llegar al frente su extraña belleza resaltó entre las demás. Cabellera rosa hasta la cintura, piel tan blanca y tersa como la porcelana, una dulce timidez y orbes verdes como el jade, hermosa.
- Mucho gusto, Haruno Sakura, deposito mi total confianza en ustedes para que este viaje sea lo menos complicado –su voz era angelical, digna de su apariencia y llena de calma y tranquilidad.
- Espero que no tengan ningún problema en el trayecto –el hombre le deseo suerte a su hija desde una distancia considerable– ¿Ya esta listo su equipaje? –miró al resto de las jóvenes que asintieron– Vayan a buscarlo.
- Aguarde un momento –interrumpió Sasuke la salida de las sacerdotisas– ¿Ellas vendrán con nosotros?
- Claro, son las acompañantes de mi hija.
- Lamento decir esto, pero entre más seamos mayor será el riesgo de la misión –explicó tranquilamente Kakashi.
- Sakura las necesita…
Sasuke negó con la cabeza– Solo llevaremos a su hija, nadie más.
- Estaría bien si uno de mis hermanos y yo los acompañamos y cuidamos de otra de las sacerdotisas –sugirió Takeshi.
Kakashi y Sasuke intercambiaron miradas– Pero nosotros no nos haremos cargo de su seguridad, si alguno de los tres llega a retrasarse le daremos prioridad a nuestra misión –dijo fríamente Sasuke, mientras la pelirrosa apretaba los puños con impotencia.
- Trato hecho –el castaño extendió su mano y estrecho la de Sasuke cerrando el acuerdo.
Los shinobi esperaban a la entrada del templo a que la sacerdotisa saliera para empezar el viaje. Lo que vieron removió fibras sensibles en cada uno.
Una mujer de cabellos rosa oscuro, despedía a la sacerdotisa; pero la despedida no era lo que hubieran imaginado. La mujer veía con desprecio a Sakura, incluso se podía percibir un ligero odio hacia la joven. Sakura trató de tomar la mano de la mujer, pero ella se apartó dándole la espalda y dejando a la chica con la mano extendida y la mirada llena de lágrimas.
Los hombres de Konoha sintieron una gran tristeza. En breves instantes Sakura estaba a su lado y todos evitaron verla.
u.u

viernes, 1 de junio de 2012

Amores de Leyenda c01


NARUTO Y SUS PERSONAJES © MASASHI KISHIMOTO
“AMORES DE LEYENDA” © SAKURA_TRC
___________________________________________________________________________________
Summary: Cuenta una leyenda que cuando sueñas con alguien sin haberlo conocido es porque tu destino esta ligado a esa persona. Y eso, Sasuke lo comprobará en una misión. ¿Podrá el amor perdurar o morirá sin siquiera haber nacido? 
___________________________________________________________________________________
.
.
Capítulo 1. La leyenda
Mikoto entraba a la casa después de lavar la ropa y vio al menor de sus hijos sentado en el suelo, con el ceño fruncido y su negra mirada perdida. La mujer de larga cabellera negra se acero lentamente al pequeño, un niño de no más de seis años, piel blanca, cabello tan negro que con la luz daba destellos azules; pero el menor estaba tan sumido en sus pensamientos que no reparo en la presencia de su madre.
- ¿Te puedo ayudar en algo Sasuke-chan? –pregunto la mujer preocupada.
Sasuke fue presa de un pequeño sobresalto y tras unos segundos de silencio miró a su madre a los ojos – Okaasan...
La mujer se agacho, acomodo un mechón negro del cabello rebelde de su hijo y acaricio su rostro– ¿Qué es lo que te tiene tan preocupado hijo? –Sasuke volvió a fruncir el ceño, pero ahora en un gesto de duda– ¿Qué no confías en tu madre?
- Si, pero...
- Oh, vamos dímelo, no puede ser tan malo.
- Okaasan... ¿cómo se puede soñar con alguien a quién nunca has conocido?
La mujer formo una sonrisa tierna y dulce– Cuenta una leyenda que un par jóvenes enamorados fueron separados por una guerra entre sus países; y sus familias, por lealtad a sus aldeas, les prohibieron tener contacto entre ellos. Pero su amor era tan grande que no les importo la distancia que los separaba, buscaron los medios para seguir en contacto; lamentablemente cada intento era un rotundo fallido, siempre un miembro de las familias encontraba el mensaje y lo regresaba a sus dueños echándoles en cara que ese era un amor imposible. La kunoichi, porque ambos eran shinobi, encontró la única forma de ver a su amado y fue a través de los sueños, mediante un jutsu que ella misma desarrollo. La chica buscaba a su amado en el mundo de los sueños y aunque le tomo tiempo y esfuerzo, finalmente lo consiguió y el shinobi gustosamente esperaba cada noche para encontrarse con su amada. Su amor fue tan grande, que ambos dejaron a un lado la vida real para vivir eternamente en el mundo de los sueños y poder disfrutar el amor que la guerra les arrebató. Es por eso que dicen, cuando conoces a alguien en tus sueños, esa persona es tu alma gemela y esta destinada a amarte por el resto de su vida... si logras conocerla –termino el relato Mikoto con un suspiro de amor.
- Yo no creo que en esas tonterías –sentenció cruzándose de brazos molesto– A mi no me gustan las niñas, son... molestas.
Mikoto rió divertida– ¿Puedo saber como es la niña con quien soñaste?
- Nunca dije que soñé con una niña –dijo Sasuke haciendo un puchero y sonrojándose.
- No necesitas decirlo, por lo que veo así es –la mujer acaricio la cara de su hijo y apretó sus mejillas– Cuéntamelo –la mirada llena de curiosidad de su madre lo hizo ceder, además nunca podría negarle nada a esa mujer pero sería con la única que mostraría debilidad.
- Su cabello es ridículamente... rosa, tiene los ojos verdes como el jade –Sasuke se detuvo en su relato y sus ojos negros se desviaron preocupados– Y últimamente ya no sonríe como antes.
- ¿Cómo antes? - dudo la mujer al oír las palabras de su hijo.
- Si, antes sonreía por todo, era TAN DULCE que me daba nauseas –el ojinegro hizo una mueca de asco– Pero últimamente esta triste y tiene esa sonrisa tan fingida que parece como si le doliera el estomago.
- ¿Y sabes porque esta triste?
- No, una vez le pregunte pero es puso a llorar y ya no pudo hablar.
- Entonces tienes mucho tiempo soñando con ella –lo dicho por Mikoto hizo que Sasuke lo pensara detenidamente.
- Mmm, desde que tengo memoria.
La declaración sorprendió a la mujer, jamás había imaginado que algo así le sucediera a su hijo.
- Regresamos – la voz de su marido la saco de sus pensamientos, vio como el hombre entraba acompañado de otro chico, cabello igualmente negro amarrado en una pequeña coleta baja y ojos del mismo color.
- Querido –saludo al adulto y luego acarició la cabeza del chico– Itachi-kun, ¿como estuvo la misión?
Con la llegada del resto de la familia, la conversación del sueño del pequeño quedó en el olvido y Sasuke nunca volvió a tocar el tema.
...
DIEZ AÑOS DESPUES
- Felicidades por tu primera misión como capitán, Sasuke-chan –el hermano mayor de Sasuke le dio una palmada en la espalda mucho más fuerte de lo necesario.
- Hmp.
- Felicidades Sasuke –el patriarca de la familia le tendió la mano, con una mirada severa pero una pizca de orgullo y felicidad atisbaba de sus ojos. Sasuke estrecho la mano de su padre firmemente, con la convicción de que sería un gran éxito.
- Sasuke-kun, sonríe, hoy es un día muy especial –dijo Mikoto sonriendo y atrapando a su hijo en un abrazo. El pelinegro no dudo en corresponderle, después de todo, era la única persona que lo hacía sentir bien ¿o no?– ¿Qué sucede hijo, no dormiste bien?
- Seguramente estuvo soñando con alguna de sus fans –Itachi sonrió burlón dándole un codazo a su hermano menor.
- Cállate idiota –se defendió rápidamente Sasuke aunque la mitad de lo dicho por su hermano fuera verdad.
...
Sasuke se preparó para dormir, todo estaba listo para partir temprano a la mañana siguiente; sería su primera misión como capitán, aunque los acompañaría su maestro, él estaría a cargo de dar las órdenes y que sus compañeros regresaran a salvo a casa. Se acostó con todas las cosas dándole vueltas en la cabeza y “afortunadamente” se quedó rápidamente dormido.
Se vio parado en un valle totalmente verde, flores multicolores cubrían parte del suelo y a lo lejos logro distinguir un árbol de cerezos en flor. Incluso para él era un espectáculo maravilloso. Paseo un poco su mirada y a un lado pudo notar a una persona recargada en el tronco. Camino hasta estar a unos pasos de lo que ahora sabía era una chica, cuerpo delgado, piernas largas y torneadas, piel blanca; y lo que más le sorprendió, cabello rosa corto y ojos verde jade. La joven llevaba puesto un ligero vestido blanco de tirantes, que ondulaba al compas del viento, estaba descalza y parecía no incomodarle.
- Hoy será el último día que nos veamos.
- ¿Hn?
- Daria cualquier cosa por sentir tu calidez –dijo la chica rodeando el árbol, escondiéndose de él.
- No entiendo de que hablas –Sasuke la siguió, la curiosidad, algo raro en él, lo hacía ir tras ella.
- Se que la memoria es traicionera cuando se trata de los sueños y entiendo que no me recuerdes –la joven seguía con el juego de esconderse– Pero a pesar de solo vernos aquí, puedo decir que estoy enamorada de ti.
El pelinegro trato de interponerse caminando al lado contrario– No te puedes enamorar de alguien a quien no conoces.
- Tal vez tu no, pero yo si –calló por unos momentos– ¿Puedo pedirte un favor?
- Has lo que quieras.
- Jamás me olvides –pidió con una sonrisa triste y nostálgica. Sasuke logro ver como una lagrima nacía desde sus ojos y recorría el fino rostro hasta caer al suelo.
La joven se desvaneció y con ella, el árbol se marchitó por completo. Sasuke miró a su alrededor y el verde campo que lo rodeaba, momentos antes, no era más que tierra árida e infértil. Todo había muerto.
Sasuke despertó asustado, tenía mucho tiempo que no soñaba con la chica, cuando era pequeño lo hacía casi a diario, pero conforme fue creciendo los sueños se volvieron cada vez más esporádicos, hasta llegar al punto de casi no tenerlos y condenarlos al olvido. Pero esta vez todo fue diferente, tan vivido, tan real, el dolor de la pelirrosa había estremecido su corazón.
Salió de la casa principal del clan Uchiha, espantó los pensamientos de su sueño y se concentró en su  misión.
- Teme –la voz chillona d un rubio resonó en sus oídos.
- Dobe –siseo Sasuke ante el llamado de su amigo– ¿Dónde están Sai y Kakashi?
- Aquí –giró su rostro para encontrarse una sonrisa en un rostro blanco y de cabello negro.
- Kakashi seguramente llegará tarde como es su costumbre –admitió el chico de ojos azules.
- Naruto quiero que te comportes –Sasuke trataba de imponer orden con sus compañeros, especialmente con Naruto.
- Oi, yo siempre me porto bien, ttebayo, no entiendo porque lo dices –se defendió el rubio cruzando sus brazos tras su cabeza, se sentía ofendido.
Sai le dio un golpe en la cabeza para que dejará de hacer pucheros– Naruto-baka, ¿Qué no recuerdas que en la misión de hoy Sasuke será nuestro capitán?
- Lo había olvidado.
- Yoo –saludó el peligris apareciendo en medio de una nube de humo– Lamento la tardanza, encontré una perro abandonado y me…
- No nos interesa Kakashi-sensei, usted y sus tontos pretextos –se quejó Naruto siendo apoyado desde atrás por Sasuke y Sai.
- Amaneciste de mal humor Naruto.
- No –corrigió el rubio– Me amanecieron, mi madre me tiró de la cama, porque no quería que llegara tarde, me dijo –simuló la cara de su madre estando de mal humor y amenazándolo con un dedo– Hoy es un día muy especial, no PUEDES, no DEBES llegar tarde –regresando a su postura normal el rubio puso cara de pensativo – Pero no recordaba el porqué.
Sasuke se aclaró la garganta – Dejemos de perder el tiempo y salimos de una vez –ordenó caminando a la salida de la aldea.
¿Cuál era su misión? Escoltar a una sacerdotisa del Templo de los Cuatro Elementos a una montaña para un ritual. Lo único que tenían que hacer era llevar a la chica hasta la montaña, asegurarse que llegara con bien y dejarla en un recinto para que orara.
-o-

lunes, 28 de mayo de 2012

Circo de 3 Pistas - 2do Acto

.
,.-~*´¨¯¨`*~-.¸
"CIRCO DE 3 PISTAS"
(。◕‿◕。)
2DO. ACTO. "PALOMITAS Y CAFÉ"

Algo se movía entre las sombras cerca de la ventana cuando una voz retumbó– No tan rápido.

La chica se giró y se sorprendió al ver que alguien le apuntaba con un arma– Soy una chica indefensa y desarmada –dijo en forma dramática, levantando las manos en señal de rendición.

- No te muevas –siseó molesto– Y ni siquiera pienses en huir.

- ¿A dónde podría huir? –contestó mirando a su alrededor, pero no a su espalda.

- Dije que no te muevas, pon las manos en tu nuca…

- ¿Así? –preguntó la chica con fingida inocencia, dando un pequeño giro para que el hombre pudiera ver sus manos entrelazadas en su nuca.

- No te muevas –gritó el hombre.

- Lo siento, lo siento, no pensé que te fuera a molestar –la chica sonrió divertida, en verdad le gustaba hacer enojar al hombre tras ella.

- Da un paso hacia atrás, despacio.

- Perdóname, pero debo irme, tengo cosas que hacer en casa –se disculpó y con un pequeño salto salió por la ventana dando un giro ágilmente.

El hombre corrió a la ventana y vio a la chica sentada en la rama de un árbol, sonriéndole– Espera, ¿Qué nombre debe poner la policía en el anuncio de "Recompensa"?

- Mmm –la chica se lo pensó– Arlequín.

- ¿Eres el bufón de la corte? –preguntó el hombre sonriendo de lado.

La chica hizo un puchero enojada y lanzó una mirada asesina– Yo no soy una bufón, estúpido caza recompensas.

- ¿Nos conocemos?

- Dicen que hay que tener a nuestros amigos cerca y a nuestros enemigos aún más cerca –contestó arrogante Arlequín– Uchiha Sasuke.

Sasuke se quedó sorprendido al notar que la chica sabía su nombre.

Sakura iba sorteado a la gente en su camino, se le había hecho tarde y con la carga extra que llevaba, no le hacía las cosas más fáciles. Su trayecto se complicó cuando un par de cargadores se atravesaron en su camino con un enorme sofá.

- ¡Cuidado! –gritó la pelirrosa, los hombres se detuvieron sorprendidos al ver la imagen de la chica patinando a gran velocidad contra el mueble. Ambos hombres cerraron los ojos en espera del inminente choque– Lo siento –escucharon los cargadores. Sakura había logrado saltar el sofá y hacer sorprendentes maniobras de equilibrio con sus paquetes.

Minutos después, al llegar al edificio de oficinas hizo el acostumbrado ritual.

- Buenos días –canturreó Sakura entrando al despacho.

- Buen día, pequeña Sakura, ¿Qué tal tu día? –contestó Itachi desde su lugar tras el escritorio.

- Digamos que… un poco ajetreado –Sakura se acercó a la mesa de trabajo y puso una caja y dos enormes vasos– Huevos con tocino, una malteada extra grande de vainilla y… un café americano sin azúcar –la repartidora lo pensó un poco– Que raro que hayas pedido café.

- No es para mí, es para Sasuke, ponlo en su escritorio por favor.

- Ok, pues eso es todo, te veo mañana Itachi.

- Espera, ¿tienes prisa?

- No, de hecho era mi último pedido.

- ¿Me acompañarías a desayunar? No me gusta comer solito –Itachi arrastraba una silla para que Sakura se sentara frente a su escritorio y le hiciera compañía.

Tras la cara de perrito abandonado de Itachi, Sakura no pudo negarse– Está bien, pero si Ino se enoja tú serás el responsable.

- No te preocupes, yo me las arreglo con ella –un recuerdo golpeó la cabeza de Itachi y antes de comer buscó algo en su escritorio– Compré una nueva cámara, tu sabes, para capturar los bellos momentos de la vida y… las evidencias de mis investigaciones.

- Es muy… práctica –contestó Sakura analizando la cámara, era la primera vez que veía una tan tecnológicamente avanzada y de cerca.

- ¿Puedo tomarte una fotografía? Es para mí álbum personal –rogó Itachi aplicando el mismo método con el que la convenció de quedarse.

- Ok –Sakura se acomodó el cabello alistándose, el flash se disparó capturando la linda sonrisa que le regalaba a Itachi– Ahora come o se te va a enfriar.

Itachi abrió la cajita de su desayuno y lo saboreó con solo verlo– ¿No quieres? –preguntó ofreciendo de sus alimentos.

- Gracias, ya desayuné.

- Te lo pierdes –dijo Itachi con una sonrisa y dio su primer bocado, probó su comida con gran gusto, la saboreaba increíblemente– ¿Estudias o solo trabajas?

- Trabajo durante el día y estudio por las tardes.

- ¡Qué bien! ¿Y ya tienes pensado que vas a ser de grande?

- No, aún no estoy segura, pero me gustaría viajar por el mundo, conocer muchos países y gente interesante –los ojos jades brillaron al imaginarse los lugares que solo había visto en fotografías.

- Pero crees que tus padres te lo impedirán –concluyó Itachi notando algo que no había visto antes en Sakura, después lo verificaría en la fotografía que acababa de tomarle.

- No, al contrario, creo que es lo que ellos quieren que haga.

Itachi tomó un sorbo de su malteada– ¿Tus padres quieren que vagabundees por el mundo? ¿Por qué querrían eso?

- Seguramente es porque no la soportan y la quieren lejos de ellos –arguyó la voz desde la puerta, Sasuke estaba parado silenciosamente en la entrada del despacho, escuchando la conversación de Itachi y Sakura.

- ¡Sasuke! –reprendió Itachi no solo con la voz, son con la mirada– ¡¿Cómo puedes decir algo así?

- Porque no se lo cuentas tú –ofreció-ordenó Sasuke a Sakura, que estaba sonrojada de vergüenza. Itachi miraba de su hermano a su amiga y viceversa– Vamos, dile.

Sakura se mordió el labio con rabia, pero se armó de valor– El otro día, él –remarcó la palabra mirando asesinamente a Sasuke– y su estúpida novia fueron a la cafetería y sin querer derramé una bebida sobre ella.

- No entiendo cómo puedes trabajar de mesera siendo TAN torpe, ¿no puedes servir un poco de té sin derramarlo? –reclamó Sasuke furioso.

- No fue mi culpa –contestó Sakura levantando la voz y parándose desafiante frente a Sasuke– si tu novia no hubiera hecho tropezar a ese pequeño niño, nada hubiera sucedido.

- ¡Cálmense los dos! –interrumpió Itachi separando a Sakura y Sasuke– No deberías exagerar tanto las cosas, ¿o es que Karin resultó herida?

- No, pero el resto del día estuvo insufrible –se quejó Sasuke rodando los ojos harto.

- La hubieras dejado sola hasta que se le pasara el coraje –resolvió Itachi, pensando que eso hubiera hecho él.

- Ese fue el problema, ella no quiso que la dejara porque decía que YO la había llevado a esa cafetería de mala categoría.

Itachi empezaba a cansarse del mal humor de su hermano– Deja de hacer una tormenta en un vaso de agua, si no te gusta estar con Karin simplemente déjala.

- Olvidemos el tema, ¿quieres? –bufó harto Sasuke.

- Estoy de acuerdo, pero discúlpate con Sakura primero, fuiste muy grosero con ella…

Cuando ambos hermanos buscaron a la pelirrosa, ella ya se había ido y nuevamente no notaron el momento en que hizo su graciosa huida.

- Tch, parece un fantasma –se quejó Sasuke.

- Es tu culpa, no entiendo porque la tratas tan mal si ella es tan buena chica.

- Si, si, lo que tú digas –aunque la pregunta también se la hacía Sasuke. Llevaba de conocer a Sakura por casi dos meses y no entendía porque sentía que cada vez que la veía perdía los estribos.

Itachi rodó los ojos harto de la actitud de su hermano, tomó su malteada para pasar el trago amargo y se dio cuenta que Sakura había dejado un sobre en su escritorio. Extrañado, examinó la envoltura; tenía su nombre al centro y un pequeño corazón en la parte trasera. Abrió el sobre y revisó su contenido– Mira Sasuke, Ino me mandó unas entradas, ¿quieres ir?

- No gracias –contestó Sasuke mirando los pequeños boletos.

- ¿Por qué no invitas a Karin y vamos todos juntos? Ino envió 3 boletos –Itachi se encogió de hombros– Sirve que te "disculpas" llevándola a un lugar divertido.

Sasuke lo pensó un poco, tendría que doblegarse si quería que la pelirroja dejara de estar malhumorada– Ok, iremos, pero dime que más tienes de la investigación que te pedí.

- Esa chica no tiene un modus operandi definido, se mete a casas, oficinas, lugares de mala muerte; nadie la ha visto con claridad, solo dicen que viste con un traje que hace alegoría a su nombre, Arlequín –contestó Itachi sacando unos papeles de su escritorio– Lo único que nos queda es analizar las cosas que ha robado.

- Pero no tienen nada en común, según los informes policiacos son joyas de mujer y artículos de hombre.

- Tal vez signifiquen algo para ella –opinó dudoso Itachi.

- ¿Qué podrían significar para ella un juego de mancuernillas y un pisa corbatas? Lo creo de la gargantilla y los aretes, pero… ¿las cosas de un hombre?

- Dejémoslo aquí, tengo que revisar mejor los informes policiacos y ordenar mis ideas –Itachi tomó las hojas con las descripciones de los objetos robados y notó algo extraño, pero prefirió no comentarle nada a su hermano hasta poder confirmarlo por él mismo.

Sin mucho ánimo de salir a "divertirse", fue a recoger a Karin al banco, la chica se sorprendió y su mal humor bajó.

- ¿A dónde vamos? –preguntó Karin colgándose del brazo de Sasuke.

- Es… una sorpresa –masculló Sasuke.

- ¿Uchiha Sasuke dando sorpresas? Debe ser el fin del mundo.

- Tienes razón, debe serlo –contestó Sasuke mirando las decenas de juegos de feria, luces, ruido y grandes tumultos de gente; sin mencionar el enorme letrero que se levantaba por encima de sus cabezas.

·.·´¯`·.·• KONOHA CIRCUS •·.·´¯`·.·•

- Eres increíble Sasuke –Karin brincaba de alegría– Gracias, esto es fabuloso, quiero subirme a la rueda de la fortuna, tiene años que no voy a un circo –la pelirroja jaló el brazo de Sasuke con unos ojos enormemente brillantes– ¡Vamos!

Sasuke dio un paso hacia atrás, el no era un entusiasta de lugares atestados de gente o con tanta… diversión– Espera Karin, yo creo… es mejor que… –pero sus dudas pasaron a segundo plano al ver algo entre la multitud, hizo a un lado a Karin tratando de ver mejor.

- ¿Qué sucede? ¿Qué estás viendo? –preguntó Karin buscando lo que la mirada de Sasuke insistía en seguir– ¡Es esa mesera inútil!

La fijación visual de Sasuke era Sakura. La chica se paseaba sobre los hombros de un joven rubio, ambos comiendo una manzana acaramelada que compartían alegremente.

- Tch –chasqueó la lengua Sasuke y desvió la mirada a otro lado.

- Es toda una mosquita muerta, jamás hubiera imaginado que tuviera novio, es tan torpe y poco atractiva.

- ¿Quién es poco atractiva? –curioseó Itachi sorprendiendo a Sasuke y Karin.

- Nadie –Sasuke evitó una posible discusión entre Karin, Itachi e Ino; los dos últimos apreciaban mucho a la pelirrosa como para dejar que alguien hablara mal de ella. Además Ino parecía tenerle un cariño muy especial, se había dado cuenta de ello el día del incidente en la cafetería.

- Buenas noches –saludó entre dientes Ino matando con la mirada a Itachi.

- ¿Ya cerraste tu cafetería? Si así se le puede llamar a ese lugar con tan mal servicio –hablaba venenosamente Karin contra Ino.

- Ésta noche cerramos temprano, queríamos divertirnos un poco, pero veo que será difícil.

Sasuke e Itachi suspiraron resignados, esa sería una larga noche si no hacían algo. Así que Itachi tomó la iniciativa y trató de calmar los ánimos– ¿Por qué no vamos a dar una vuelta a ver qué juegos hay?

- ¡Que buena idea! –masculló Sasuke irónico.

- Si, es buena idea, pero recuerda que a las 9 tenemos que ir a la carpa principal –le recordó Ino a Itachi muy emocionada.

- ¿Qué hay de interesante ahí? ¿Acaso vas a visitar a tus amigos los fenómenos? –bromeó malintencionadamente Karin.

- No necesito esperar, frente a mi tengo al más grande fenómeno que he visto –contraatacó Ino mirando intensamente a Karin, si hubiera podido le hubiera sacado los ojos y arrancado la lengua en ese instante.

- Karin, Ino, por favor, ésta salida es para divertirse y para que limen las asperezas de su primer encuentro –habló conciliadoramente Itachi para detener las disputas.

Ino relajó sus facciones y tras un fuerte suspiro sonrió y le tendió la mano a Karin– Lo siento, no quise insultarte.

- Yo también lo siento –Karin sonrió apenada y estrechó la mano que la rubia le ofrecía.

Itachi sonrió triúnfate y Sasuke respiró aliviado de no tener que aguantar un pleito de chicas por el resto de la noche.

Las parejas dieron vueltas por la feria, se subieron a la rueda de la fortuna, el carrusel, los carritos chocones, jugaron al tiro al blanco con rifles y dardos. Con el rifle ganó Sasuke y con los dardos Itachi, cada uno obtuvo un premio para su pareja. Sasuke le dio un pececito de peluche a Karin e Itachi ganó un conejo blanco para Ino, que abrazó efusivamente a su galante acompañante.

- Ya casi son las 9 –gritó Ino al ver que su reloj marcaba las 9 menos 20– Vamos, quiero los mejores lugares para el espectáculo.

Al llegar a la carpa se encontraron con una larga, larga fila esperando por entrar– Hay mucha gente –reconoció Itachi al ver un poco más de 100 personas formadas– El espectáculo debe ser muy bueno.

- ¿Qué vamos a hacer? No creo que siquiera podamos entrar –se lamentó Karin, después de todo se había divertido con la compañía de la rubia.

- ¡No digas eso! ¡Yo quiero entrar no importa a quien tenga que matar! –Ino gritaba y agitaba a Karin sin compasión y mucha desesperación.

El escándalo llamó la atención de mucha gente, sobretodo de un castaño de coleta que iba pasando– ¿Ino?

Los acompañantes de la rubia buscaron la voz que la llamaba.

- Shikamaru –sollozó Ino abrazando al hombre– ¡Qué bueno verte!

- A mi también me da gusto verte, pero dime, ¿Por qué tanto alboroto? –preguntó tranquilamente Shikamaru, no estaba nada extrañado con el raro comportamiento de la rubia.

- Quiero entrar, quiero estar en primera fila, pero… –con sus enormes y acuosos ojos azules, Ino señaló la larga fila que esperaba para entrar a la carpa.

- Comprendo, vamos, los voy a meter –invitó Shikamaru a que lo siguieran.

- Gracias, mil gracias, cuando vayas al café te invitaré lo que quieras –Ino sonreía triunfante mientras les daba la señal a sus amigos que la siguieran.

Shikamaru saludó al tipo de la entrada y le indicó que los cuatro iban con él, además de que reconoció y saludó alegremente a Ino. Cuando entraron se quedaron maravillados con la decoración de la carpa; luces y banderines multicolores, globos de todas formas y colores, una enorme pista y dos postes altísimos. El sitio era un paraíso para los niños y también, para uno que otro adulto que disfrutaría de la magia y alegría que prometía el circo.

Después de salir de la estupefacción, Itachi recordó la forma en que entraron– Ino… ¿cómo conoces a esos hombres?

- Shikamaru y yo somos viejos compañeros.

- ¿Compañeros? –preguntó Karin sin entender, aunque tampoco era algo que fuera de su incumbencia.

- Si, yo solía trabajar en este circo –Ino veía el lugar con mucho cariño.

- ¿De verdad? –el hermano mayor de los Uchiha estaba muy sorprendido e intrigado– ¿Qué hacías aquí?

Las orbes azules de Ino miraron hacia arriba, en lo alto de la carpa se veían los trapecios preparados para usarse, al igual que la cuerda floja– Yo solía ser trapecista.

- ¿Y qué pasó? –la pregunta salió por si sola de los labios de Karin, que no tardó en arrepentirse por ser demasiado entrometida, al ver los ojos llorosos de Ino– Lo siento, no debí preguntar.

- Está bien Karin –calmó Ino sonriendo tristemente– Caí desde esa altura y aunque estaba la red de seguridad, me rompí una pierna y nunca volví a tener confianza en mí misma.

- Lamento mucho lo que te pasó –se disculpó apenada Karin.

- No te preocupes, lo pasado, pasado –Ino sonrió orgullosa– No me arrepiento, además dejé un excelente remplazo.

La gente comenzó a llenar el lugar, tras breves charlas y comentarios de lo espectacular que era la decoración, las luces se apagaron y un solo reflector alumbró el centro de la pista. Un hombre, cubierto la mitad del rostro y un ojo con un parche al puro estilo pirata, apareció micrófono en mano.

- Buenas noches, damas y caballeros, mi nombre es Hatake Kakashi, agradecemos su asistencia y esperamos que nuestro humilde espectáculo sea de su agrado –el hombre hizo una reverencia como agradecimiento– Ésta noche podrán ser testigos de arte, magia y de las más grandiosas habilidades de nuestra gran familia; ahora démosle la bienvenida al sublime arte que Hinata nos mostrará.

Una hermosa chica de larga cabellera negra y exóticos ojos lila aperlados, salió a la pista. Llevaba puesto un brillante leotardo, en tonalidades azul y morado; su voluptuoso cuerpo estaba perfectamente delineado. Hinata inició la función con una delicada danza de listones multicolores, las largas tiras de satín parecían tener vida propia al bailar alrededor de la bella joven. Era un despliegue de arte y belleza sin igual.

El show continuó con una decena de diferentes espectáculos, cuchillos alrededor de una chica, perros adiestrados, malabares, payasos, magia e ilusiones, escapismo, el hombre bala y al final Kakashi volvió a salir a la pista.

- ¿Les ha gustado el espectáculo? –preguntó emocionado Kakashi.

- ¡Si! –gritaron los espectadores.

- Bien, éste espectáculo cerrará con el acto más esperado por todos ustedes, la pareja de trapecistas más joven que ha presentado éste circo –Kakashi señaló con el brazo hacia lo alto de la carpa, donde las luces se dirigieron– Denle la bienvenida a los Haruno.

Los aplausos resonaron en la carpa, dos jóvenes con trajes elásticos naranja y negro, levantaron los brazos en forma de saludo al público. Cada uno tomó su trapecio y comenzó a balancearse para hacer su espectáculo. Empezaron con algo básico, la chica dio una vuelta sencilla hacia adelante y fue atrapada en el aire; pero conforme fue avanzando el show, las ejecuciones eran cada vez más complejas. Al final terminaron con un doble giro, nada del otro mudo, si no fuera porque la chica hizo el giro hacia atrás.

El espectáculo fue un éxito y los Haruno bajaron de las grandes alturas para agradecer al público. Muchos de los asistentes quedaron impresionados al ver a la joven pareja; una exótica chica de cabellos rosas y ojos jade; y un joven de enorme sonrisa, cabello rubio y vivaces ojos azules.

- No lo puedo creer –balbuceó sorprendido Itachi mientras aplaudía.

La pareja salió de la pista principal escoltados por los estridentes aplausos del público.

- Fue casi perfecto –festejó emocionada la pelirrosa.

- Si, si hubieras tenido la amabilidad de advertirme que era invertido, hubiera estado mejor preparado –su pareja de acrobacias se quejaba enérgicamente.

- Es que se me ocurrió de último momento, pero no estás enojado ¿verdad, Naruto?

El rubio bufó cansado y rodó los ojos– Como podría enojarme con la persona que más amo –dijo Naruto abrazando cariñosamente Sakura.

- Sepárense por amor de dios, cada vez que lo oigo o veo, no sé si morirme de la envidia o vomitar de asco –Ino había entrado tras bambalinas y sorprendió a Naruto y Sakura en medio de su muestra de cariño.

- ¡Seguridad! ¡Seguridad! –gritaba Sakura fingiendo estar aterrada– ¡Una loca y desquiciada fan a entrado a mi camerino! ¡Ayuda! ¡Ayuda!

- Cállate frentona –la rubia le dio un ligero golpe en el brazo para "tranquilizarla".

- ¡Me quiere matar! ¡Auxilio! –seguía gritando Sakura exageradamente.

- Basta Sakura, vas a armar un alboroto –Naruto le tapó la boca abrazándola por la espalda, aunque parecía estarse divirtiendo con lo que sucedía– ¿Cómo estas Ino?

- Excelente, gracias y veo que tú también.

Naruto soltó a Sakura y abrazó afectuosamente a Ino– Si, ¿Qué te trae por aquí? ¿Nostalgia?

- Algo así, y unos amigos que quieren saludarlos –Ino sacó un poco su cabeza de la carpa y llamó a alguien. Tras ella entraron tres personas más, dejando a Sakura perpleja.

- ¡¿Qué hacen aquí? –preguntó furiosa la pelirrosa.

- Queríamos conocer a tan espectaculares trapecistas –Itachi se veía realmente emocionado.

- ¿Puedo hablar contigo? –ordenó Sakura arrastrando a Ino por el brazo afuera de la carpa.

- Hey, Sakura ¿Qué te pasa? –reclamó Ino sobándose el brazo.

Los ojos jade fulguraban iracundos– ¿Qué hacen ellos aquí?

- Kakashi me mandó unos boletos, pensé en traer a unos amigos y los primeros que me vinieron a la mente fueron Itachi y su hermano. Además, ¿qué tiene de malo?

- Que a la última persona que quería ver en mi hogar era a esa cabeza de remolacha.

- No hables así de Karin, ella no es tan mala como crees.

- ¡Es peor! –gritó Sakura enojada.

- ¿Estas molesta Sakura?

- Itachi… –Itachi las había sorprendido saliendo de la carpa tras escuchar los gritos de la repartidora– Yo… lo siento, tengo cosas que hacer.

- Espera, ¿Por qué no nos dijiste que trabajas en el circo? –Itachi trató de impedir que Sakura se marchara.

- Seguramente porque se avergüenza –dijo venenosamente Karin– ¿Qué persona decente podría trabajar aquí? Solo los vagos.

Sakura giró sobre sus talones enfurruñada– Mira cacatúa, nací y crecí en el circo y estoy completamente orgullosa de ser una artista circense. Y déjame decirte –se acercó a Karin y con un dedo la empujó haciéndola retroceder– las personas que pertenecen a un circo son mucho más honestas y leales que cualquier citadino corriente como tú –siseó mirando de pies a cabeza a la pelirroja– Si me disculpan, no quiero seguir respirando el mismo aire que esta víbora, oh, que me disculpen las víboras, son mejores que ésta… cosa –Sakura se retiró murmurando enojada y golpeando el suelo a cada paso.

- Lamento su comportamiento, pero Sakura no es de las personas que midan sus palabras –se disculpó el rubio– Mi nombre es Haruno Naruto, mucho gusto.

- Que grosera, con el alboroto no los presenté –intervino Ino apenada– Ellos son Itachi, Sasuke y ella es Karin.

Todos se saludaron cordialmente dejando atrás el incidente con Sakura.

A kilómetros del asentamiento del circo, cerca del centro de la ciudad y en uno de los lugares más suntuosos, se estaba festejando algo muy… privado.

- Gracias a todos por acompañarnos, ésta noche es muy especial para nosotros –anunció un pelirrojo muy galante– Deidara y yo se los agradecemos de todo corazón.

- Basta de hablar Sasori, déjalos disfrutar de la cena –intervino un rubio peinado con media coleta– Espero que los alimentos sean de su agrado.

Con una copa en alto, los asistentes a la cena de gala agradecieron y probaron el banquete que habían preparado especialmente para ellos.

El lugar era un salón de fiestas con grandes ventanales, adornado con rosas rojas y blancas, manteles de los mismos colores y elegantes centros de mesa con forma de espiral, donde se acomodaban las hermosas flores.

Era una fiesta de la más rigurosa etiqueta, los invitados llevaban fracs y esmóquines; las mujeres iban en suntuosos vestidos de noche claramente costosos.

Al terminar la cena y antes del postre, Sasori pidió silencio para hacer un brindis.

- Antes de que todos perdamos la consciencia por tanta champaña –acotación que hizo reír a todos – Quiero que sean testigos de esto –el pelirrojo sacó una pequeña caja del bolsillo de su saco– Deidara, con esto quiera darte una muestra de lo que siento y preguntarte, ¿quieres pasar el resto de tu vida conmigo? –la proposición fue coronada con un hermoso anillo con un diamante rosa en forma de corazón en el centro.

Los invitados a la cena estaban boquiabiertos ante tan seria pregunta, pero su estupor fue roto por la liberación de decenas de palomas blancas. La gente aplaudió el emotivo momento y una que otra mujer soltó algunas lágrimas.

La última paloma en ser liberada, voló en círculos sobre los enamorados y luego remontó el vuelo, hasta posarse en un candelabro al centro del techo. Lo curioso era su color rosado. Muchos fijaron su vista en el pequeño animal, que de pronto hizo una pequeña explosión asustando a todos. Cuando el humo se disipó, lograron escuchar unos aplausos.

- Bravo, bravo, que gran muestra de amor –dijo irónica la chica sentada en el mismo lugar en el que la paloma estaba parada sobre el candelabro– ¡Que envidia! Digo, de la buena, no crean que es con malas intenciones, pero este tipo de amor TAN sincero e incondicional no se encuentra a diario… por lo menos yo no lo he podido hallar –de un salto aterrizó grácilmente en uno de los centros de mesa y tomó una rosa para olerla– El lugar es hermoso, las flores huelen delicioso y el detalle de las palomas fue sencillamente ex-qui-si-to –sonrió traviesa– Aunque yo las prefiero con caramelo.

La chica movió su mano derecha y haciendo sonar unos cascabeles; las joyas de todos exploraron convirtiéndose en palomitas de maíz cubiertas de caramelo.

- ¡Ah! –gritaron las mujeres al ver como sus preciados accesorios se convertían en vulgares bocadillos.

La "intrusa" bajó de la mesa de un brinco, levantó una palomita y se la hecho a la boca– Mmm –degustó la chica– Deliciosa.

- ¿Qué… quien demonios eres? ¿Y que haces aquí? –preguntó confundido Deidara.

- Me llamo Arlequín y vengo por la joya del corazón.

Sasori inmediatamente entendió a lo que se refería y buscó en el suelo desesperadamente, pero eran tantas palomitas que no pudo distinguir la joya.

- ¡Deténgala! –gritó el pelirrojo para ganar tiempo.

- No tan rápido, con su permiso –dijo Arlequín tomando un cascabel de su traje y lanzándolo al aire. El movimiento causó que el cascabel resonara y, nuevamente cambio el aspecto de las palomitas de maíz en verdaderas palomas blancas. A excepción de una, que era rosa y voló por encima de Arlequín; tras varias vueltas explotó convirtiéndose nuevamente en el anillo de compromiso.

- ¡El anillo! –señalo Deidara.

- Muchas gracias por la cena, pero ya debo retirarme –Arlequín hizo una reverencia y todas las palomas la rodearon; acto seguido, se dispersaron escapando por los enormes ventanales. Arlequín había desaparecido.

- ¡Lo volvió a hacer! –gruñó frustrado Sasuke.

Itachi se asustó con el tono que usó su hermano, lo había tomado desprevenido– ¿Qué te pasa?

- Esa ladrona, Arlequín, anoche robó un anillo de compromiso.

El mayor de los Uchiha revisó el informe policiaco que Sasuke había tirado sobre su escritorio– Esto supera todo lo que ha robado –Itachi sacó la lista con los precios aproximados de los artículos de joyería que la ladrona había tomado– Este anillo es único, la montura es de platino y el diamante es algo sumamente extraño, es color rosa y de una manera, extraordinariamente natural, tomó la forma de un corazón.

- Te lo dije, solo lo hace por dinero –señaló Sasuke enojado.

- Aclárame algo, ¿Por qué se hace llamar Arlequín? ¿Es para burlarse de sus víctimas?

- No, las veces que la he visto lleva puesto un disfraz de un arlequín, ya sabes algo elástico hecho con trozos de tela, un extraño gorro con cosas como cuernos, pero que cuelgan y una máscara blanca.

- Ya entiendo, es como un payaso.

- Aquí está su pedido –anunció Sakura abriendo la puerta de la oficina de golpe.

- Buenos… días… pequeña… Sakura –tartamudeó Itachi al ver a la pelirrosa claramente enfadada e irradiando un aura peligrosa.

- No tienen nada de buenos –gruñó la repartidora azotando dos vasos y un empaque de comida.

- ¿Amaneciste del lado equivocado de la cama? –preguntó Sasuke extrañado. Sakura miró a Sasuke amenazadoramente, miró el suelo y le dio un fuerte pisotón– ¡Auch! ¡¿Qué demonios te pasa?

- Espero que los alimentos sean de su agrado –refunfuñó Sakura haciendo un puchero.

- ¡Sakura! –llamó Itachi temiendo una agresión, pero aventurándose por una oportunidad única.

La pelirrosa se dio una media vuelta bruscamente agarrándose de la puerta de la oficina, conteniendo su ira– ¡¿Qué?

- Sonríe –pidió Itachi tomando una foto sorpresivamente.

Sakura se retiró gruñendo improperios.

- No entiendo lo que pasó, pero… ¿Por qué hiciste eso? –preguntó más que confundido Sasuke.

- Solo es un pequeño experimento –contestó Itachi revisando la foto que acababa de tomar, había descubierto algo muy interesante.

(。◕‿◕。) Continuará (。◕‿◕。)
Lamento la demora.
XOXO

viernes, 27 de abril de 2012

Circo de 3 Pistas - 1er ACTO

Summary: Sasuke es un cazarecompensas obsesionado con resolver el misterio tras los extraños robos de una chica que se hace llamar "Arlequín" ¿Logrará Sakura hacer los malabares de sus exigentes actividades? mesera, acróbata y... Prepárate el circo ha llegado.



DISCLAIMER: NARUTO Y SUS PERSONAJES © MASASHI KISHIMOTO
“CIRCO DE 3 PISTAS” © SAKURA_TRC, 2011
.
, . - ~ * ´ ¨ ¯ ¨ ` * ~ - . ¸

(◕‿◕)



1ER. ACTO. “LISTONES Y CORBATAS”


- Sakura, ya está listo tu pedido –anunció una joven mujer de larga cabellera rubia y chispeantes ojos azules.


- Gracias Ino –una linda pelirrosa de ojos verdes jade, tomó la bolsa de papel del mostrado, se coloco sus audífonos y salió de la pequeña cafetería-florería.


La chica  iba patinando por las calles ligeramente concurridas, saludando y regalando sonrisas a todo aquel que le daba los buenos días; incluso a uno que otro con cara de malhumorado. Cinco calles después llegó a su destino, un edificio de oficinas se levantaba frente a ella, elegante pero nada llamativo. Se acercó, tocó el timbre y espero a que le respondieran.

- ¿Si? –se escuchó la voz en el intercomunicador.


- Cafetería "El lirio silvestre" –respondió Sakura inmediatamente para luego oír el zumbido indicador que la puerta estaba abierta.


Sakura entró patinando delicadamente y subió por el ascensor hasta el quinto piso. Justo frente al ascensor estaba su destino, tocó la puerta gentilmente y entró tras un “Adelante”.


- Con permiso –se anunció tímidamente la joven entrando a la oficina.


- Buenos días Sakura, ¿cómo estas hoy? –el hombre era un joven de no más de 25 años, cabello negro largo amarrado en una coleta baja y ojos negros muy profundos y con una luz de coquetería nata.


- Muy bien gracias Itachi –discretamente miró a su alrededor como si buscara algo–  ¿Y tú como estás?


- Bien, un poco ocupado, pero tranquilo.


- Entonces no te quito más tiempo –se disculpó tratando de escaparse rápidamente, pero el joven se lo impidió interponiéndose en su camino a la salida.


- ¿Tienes mucha prisa? –pregunto jalando a Sakura de la muñeca.


Los ojos jades se miraban preocupados–  Este... si... algo... es que tengo otros pedidos que entregar.


- Solo será un minuto –dijo y sentó a la chica en una silla frente a su escritorio–  Mira esto –le mostró una serie de fotografías donde resaltaba una joven elegante, pelirroja y con anteojos–  Dime, ¿Qué percibes de ella?


Sakura tomó una de las fotografías y la analizó–  Se ve que es... inteligente, educada, elegante, astuta... y por eso me no me da buena impresión.


- Aja –expresó triunfante Itachi golpeando la mesa como si hubiera encontrado algo importante–  A mí tampoco me gusta.


- ¿Quién es?


- Mi novia –aclaró una voz ronca. Un chico parecido a Itachi llegó, tenía el cabello negro con destellos azulados y ojos negros ligeramente atemorizantes. El chico arrojó una corbata sobre las fotografías para evitar seguir las críticas hacia la pelirroja– Y apreciaría no hablaras de ella.


- Buenos días –tartamudeo atemorizada Sakura.


- ¡Oh, vamos Sasuke! Esa chica no me agrada...


Sasuke lo interrumpió antes de que dijera algo más que lo hiciera enojar– Es por eso que salgo con ella.


- Deberías salir con una niña, que sea alegre y bonita como... Sakura –señaló con una enorme sonrisa a la silla, que ahora se encontraba vacía–  ¿Sakura?


Sasuke miró la puerta abierta, nunca escuchó ni se dio cuenta el momento en que la pelirrosa abandonó el despacho– Ponte a trabajar, ¿Cómo va la investigación que te encargue?


- Pues hasta ahora las tres intrusiones que ha hecho solo ha tomado una cosa por cada robo –Itachi sacó una libreta de notas del bolsillo de su saco–  y no han sido lo más valioso que digamos.


- ¿De qué objetos estamos hablando?


Itachi revisó su libreta de anotaciones–  Un juego de mancuernillas... un pisa corbatas... y lo de anoche fue una gargantilla.


- ¿Cuál es su valor?


- ¿De todo? –Sasuke asintió como respuesta– No más de cinco mil dólares. No entiendo porque alguien se arriesgaría por tan poco, además las casas a la que ha entrado tenían miles de dólares en joyería y arte.


- No es el valor económico, tal vez solo sea por diversión.


- ¡Y vaya que lo está disfrutando! –comento Itachi mostrando la foto del periódico donde la policía estaba, literalmente, hasta el cuello de lodo y Sasuke con ellos.


- Hmpf, no es gracioso –Sasuke intento quitarle el diario pero Itachi fue más rápido y lo guardo bajo llave en su escritorio.


- Dime Sasuke ¿Por qué estas tan interesado en atraparla? La recompensa no es tan grande como para gastar tus valiosos recursos tratando de arrestarla.


- No es por el dinero –contesto rabioso el pelinegro apretando su mano, formando un puño– Es por mi orgullo.


...

Sasuke salía de la comisaría, acababa de entregar un fugitivo y le habían pagado el cheque de la recompensa. De pronto escucho las sirenas de las patrullas acercándose rápidamente. Giro el rostro en dirección del sonido y se llevó una gran sorpresa, alguien se acercaba en una patineta con volante y motor.  En menos de un minuto, la policía que estaba en la comisaría salió pistola en mano, cerrando el paso de la calle. Las patrullas obstruyeron el camino por donde acababan de llegar. La persona de la patineta se detuvo metros antes de la valla humana. Sasuke veía todo desde el costado de la calle, suponía que era un fugitivo y que no conocía bien la ciudad, porque ¿quien en su sano juicio huía de una aprensión pasando justo frente al "hogar" de la policía?
El motor de la patineta se escuchó rugir, era como si un pequeño auto acelerará de fondo manteniendo el freno a fondo. En cuanto el prófugo soltó el freno, hizo que la patineta saliera disparada levantando la parte delantera y tomando los techos de los autos como el segundo piso de una pista o un camino alterno para su huida. El acto dejo impactados a todos, Sasuke también estaba tan impresionado que no pudo hacer nada más que darse cuenta que el fugitivo no era un él, sino un ELLA. Y la fugitiva no solo se conformó con mandarle un beso y guiñarle un ojo, sino que había rayado y aboyado el techo de su ultra queridísimo auto.
...


- Oh, sí, claro, ya recuerdo que se atrevió a dañar tu auto, pero... ¿no crees que es algo infantil el odiarla tanto por eso?

- Todo aquel que se atreva a dañar mi auto debe pagar las consecuencias.


Una gotita corrió por la sien de Itachi, su hermano era algo… infantil.


...

- Listo –murmuró Sakura para sí misma arreglando el mantel de la mesa–  Ya terminé Ino.


- Gracias  Sakura, supongo que ya te puedes ir –Ino se asomaba por la ventana de la cocina por donde entregaban la comida.


Sakura se quitaba el delantal y lo guardo tras el mostrador– ¿Quieres que regresemos juntas?


- No gracias, además tu vas hacia el norte y yo... pues tengo que esperar a que me recojan.


Los ojos jades de Sakura brillaron curiosos–  ¿Quién es el pobre desafortunado? –Ino rió y trató de hacerse la interesante ignorando a la pelirrosa–  ¡Ya dime! –suplico la joven repartidora.


- U-chi-ha I-ta-chi –Sakura abrió la boca y los ojos, sorprendida y un poco incrédula.


- ¡No!


- Si.


- ¿Cuándo te lo pidió? –preguntó Sakura más que interesada.


- Hoy por la mañana cuando hizo el pedido de su desayuno –presumió Ino con gran emoción.


- Guau, mucha suerte... jefa –se despidió Sakura tomando su bolso y salió de la cafetería cerrando la puerta con llave.


La oji jade caminaba tranquilamente, era martes y pasaban de las diez de la noche. Las calles estaban ligeramente vacías, las personas estaban en pleno regresó a sus casa tras trabajar o saliendo de los restaurantes después de la cena.  En su camino se topó con un lugar atestado de gente bajo las influencias del alcohol y posiblemente otras cosas nada legales.  Frunció el ceño, molesta, esa situación hacia su sangre hervir. Buscó en su bolso y sacó una hoja que luego pegó en un costado del local, al ver su trabajo terminado sonrió y se retiró asegurándose de que nadie la hubiera visto.




El reloj en la pared de la vieja y abandonada fábrica de papel, apuntaba la media noche y la fiesta no parecía tener fin. El local era famoso por ser el punto de reunión y diversión de la delincuencia, protegido por funcionarios gubernamentales de la pequeña ciudad, que recibían su “parte del pastel” por voltear el rostro a otro lado. Madriguera donde se daba la drogadicción y la prostitución sin pudor alguno, las mujeres bailaban con los clientes, sobre mesas o en jaulas colgadas del techo.


- Este lugar es una mina de oro –celebró un hombre de edad madura, cabello gris peinado hacía atrás. Levantó una botella de vino y brindo con las mujeres que estaban a su alrededor.


Pero una risa fingida resonó en los enormes altavoces que daban sonido al lugar. Todos miraron confundidos y enojados al DJ por detener la música, él solo se encogió de hombros deslindándose de la culpa.


- No busques porque no me encontrarás –se oyó una voz de chica en los altavoces–  Me escondo en plena luz porque soy la oscuridad misma y solo tus oídos podrán notar mi presencia, pero será demasiado tarde porque tendré a los gemelos rojos.


- ¿Qué es esa basura? –preguntó el hombre de cabellos grises– Enciendan las luces –ordenó, pero en lugar de eso, las luces se tornaron rojas.


- ¿Te gusta el color? –una voz indignada siseo en su oído, el hombre giró para toparse con el rostro cubierto de alguien que colgaba del techo.


De pronto el tipo de cabello gris sintió un fuerte jalón en ambas orejas acompañado de un gran dolor, al tomarse los lóbulos logró percibir algo liquido. Con los dos tirones que había sentido, el atacante había arrancado el par de pendientes que usaba el hombre. Mascullando improperios sobre toda la familia del que se había atrevido a agraviarlo, el hombre sacó un arma– ¡¿Cómo te atreves?! ¡Devuélvemelos!


- No, van mejor conmigo –antes de terminar su frase, el hombre disparó varias veces sin dar en su blanco, una joven. Pero los asistentes a ese lugar de perdición se asustaron y una enorme conmoción se armó. La gente corría asustada, gritando y empujando a cualquiera que se pusiera en su paso.


- ¡Cierren las puertas! La quiero viva… o muerta –sentenció iracundo el hombre.


El personal del lugar se dedicó a sellar las salidas, nadie escaparía del lugar– Señor HIdan, todo está cerrado, pero no logramos encontrarla.


- No pudo salir tan rápido, revisen bien.


- Si señor.


Hidan, tomó un micrófono y se aclaró la garganta preparándose para hablar– Lamento este pequeño incidente amigos, pero entre nosotros anda una rata, que no podrá salir, porque nadie que se meta conmigo vivirá para contarlo –hecho un ligero vistazo a su alrededor y sonrió sádicamente– Quien me entregue a esa zorra tendrá una jugosa recompensa.


Los visitantes del lugar empezaron a murmurar entre ellos, sabían que ese hombre era capaz de cualquier cosa por obtener lo que quería. Dispuestos a ganar dinero fácil, la gente empezó a buscar entre ellos a la persona que vagamente alcanzaron a ver “atacar” a Hidan.


- ¿Quién dijo que soy una zorra? –murmuró quejosa la chica escondida en un rincón del techo– Ahora verás –de un salto se colocó sobre una de las jaulas de las bailarinas y empezó a mecerla – Tú eres un asesino, idiota –gritó la chica antes de cortar la cuerda que sostenía la jaula haciendo a todos correr para evitar el golpe.


- ¡Atrápenla! –gritó Hidan disparando hacia la chica que subía por la cuerda sin ninguna dificultad.


Un estruendo en las puertas detuvo todo el alboroto que había en el lugar, la policía había irrumpido, los disparos habían alertado a un policía que pasaba afuera del lugar– ¡Policía! ¡Alto! ¡Que nadie se mueva! –gritaron los agentes del orden deteniendo a cuanto maleante quería huir.


Hidan aprovechó la confusión y escapó tras la chica que había pisoteado su orgullo delante de todos.


La chica admiraba lo que su esfuerzo había conseguido, un par de broqueles, adornados con un pequeño rubí cada uno. El tamaño no era gran cosa, solo un centímetro de radio, tal vez menos. Apretó la mano y sonrió satisfecha.


- ¡Entrégamelos! Ya no tienes a donde ir –la ronca voz y el fuerte grito no asustaron a la chica.


Guardó los pequeños aretes en su bolsillo. Debía tener cuidado, el techo de la vieja fabrica no le daba mucha cobijo como para poder protegerse de más ataques del arma de fuego– No entiendo para que los quieres, no son de gran valor –se negó a entregarlos la joven.


- Lo mismo digo mocosa, son un gran recuerdo de un viejo trabajo que hice y los quiero de vuelta.


- Intenta quitármelos –retó la joven sonriendo arrogante.


- Cuando estés muerta pintaré el techo con tu sangre –Hidan sacó otra arma de su pantalón y disparó con ambas a la chica.


La joven hacía malabares y brincos espectaculares evitando ser alcanzada por las balas. La noche y la mala puntería de Hidan le dieron a la ladrona la oportunidad de evitar ser herida.


- Arriba las manos –ordenó una voz a espaldas de Hidan, el hombre podía sentir la punta del cañón de un arma en su nuca.


- Solo estaba defendiéndome.


- Si, claro –siseo la voz a sus espaldas quitándole las armas de las manos– Ponga las manos en la espalda, lentamente –Hidan obedeció y el hombre tras él le colocó unas esposas.


- Oficial, entienda, solo trataba de detener a una ladrona.


- No me importa, porque no soy policía –al darse la vuelta, Hidan se topó con un joven de cabello y ojos negros.


- Uchiha Sasuke, el caza recompensas –gruñó Hidan.


En ese momento un oficial de policía llegó al techo– Llévalo abajo, pero recuerda que fui yo quien lo atrapó –recalcó seriamente Sasuke– El botín es mío.


- Si, señor –contestó el oficial llevándose a jalones a Hidan.


- Se que estas aquí, sal de una maldita vez.


La figura de una chica apareció de detrás de una pila de cajas abandonadas– Buenas noches Sr. Caza recompensas, ¿Cómo supo que era yo?


- Eres la única ladrona de la ciudad –contestó Sasuke con hartazgo– Dejemos ya este juego y entrégate.


La risa de la chica retumbó sonoramente– ¿Juego? Lo siento señor, pero no entiendo a lo que se refiere, yo no he hecho nada malo.


- ¿Robar no te parece suficiente?


- Depende del punto de vista con que lo vea –decía la chica dando pequeños pasos hacia la orilla de la edificación.


- ¡Detente! –ordenó Sasuke apuntándole con su arma– No hagas algo estúpido.


- Esa no es forma de hablarle a una señorita…


- Señorita o no, aléjate de la orilla.


La chica hizo un puchero de disgusto– ¡Que grosero! No entiendo que problema tenga conmigo señor, pero le advierto que no seré presa fácil si sigue intentando atraparme.


- No lo intentaré, te juro que lo haré –dijo Sasuke muy seguro de si.


- Como usted quiera señor, ahora si me permite, debo retirarme, tengo otro asuntito que atender –la chica hizo una reverencia y levantó el rostro con una sonrisa socarrona, dio un paso hacia atrás y saltó del techo.


- ¡Cuidado! –Sasuke corrió y a mitad del camino sintió que algo lo apretaba por el torso y jalaba de él hacia la orilla del edificio. Frenó en seco y empezó a jalar hacia atrás hasta que la fuerza desapareció y cayó estrepitosamente al suelo. Al revisarse se dio cuenta que una larga cuerda se amarraba a su torso, pero al examinarlo bien parecía más un grueso listón negro. Corrió para asomarse y la chica lo veía desde abajo, sana y salva.


- Gracias, amable caballero, por ayudarme a salir del problema –la joven volvió a hacer una reverencia teatral y huyó corriendo entre los oscuros callejones.


- ¡Demonios! –gritó Sasuke frustrado. Al levantarse sintió que arrastraba algo, el listón aun seguía amarrado a su torso, luchó enojado con él intentando desatarlo pero fue en vano. Suspiró derrotado y tomando las cosas con más calma desató el listón, que en realidad no estaba amarrado, solo se enrollaba en su cuerpo.

(。◕‿◕。) Continuará (。◕‿◕。)