sábado, 2 de junio de 2012

Amores de Leyenda c02


NARUTO Y SUS PERSONAJES © MASASHI KISHIMOTO
“Amores De Leyenda” © SAKURA_TRC, 2012
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Capítulo 2. Misterioso Ser
Les tomó hasta el atardecer llegar al templo ubicado al este de la villa, el camino había sido fácil y sin ninguna clase de contratiempos.
- Buenas tardes, somos los shinobi de Konoha –anunció Sasuke a un hombre que custodiaba la puerta.
- Bienvenidos, síganme por favor –caminaron a través de un patio, para luego entrar al templo y llegar hasta un gran salón vacío. El monje los dejó solos después de hacer una leve reverencia.
Pasaron unos breves momentos hasta que una puerta se deslizó dejando ver a un hombre de cabellera castaña y ojos de un verde muy peculiar– Sean ustedes bienvenidos –saludó cortésmente.
- El Hokage nos envió por su solicitud de escolta –notificó el capitán– Mi nombre es Uchiha Sasuke, yo seré el capitán de la misión, mi segundo al mando –dijo señalando al peligris–  Hatake Kakashi y mis compañeros Uzumaki Naruto y Fukuzawa Sai.
- Veo que el Hokage envió muy buenos shinobi, incluyendo a su hijo –analizó el hombre mirando a cada uno de los shinobi presentes– No tengo duda que esta misión no les presentará dificultad alguna.
- Nos conoce –acotó Kakashi nada sorprendido.
- La fama de su equipo los precede –el equipo entero formó una sonrisa arrogante, pero la alegría se esfumo rápidamente.
- ¿Podemos saber a que se debe la escolta de una de sus sacerdotisas? –cuestionó Naruto.
- Cállate, eso no es de nuestra incumbencia –lo calló Sai dándole un golpe en las costillas.
Naruto se encogió del dolor por el golpe recibido pero no dejó de hablar– Pero Sai-baka, no quieres saber porque nos mandaron a una misión tan fácil.
- Na-ru-to –siseó peligrosamente Sasuke.
El monje principal no se alteró solo cerró los ojos y habló serenamente– Lo que puedo decirles es que muchos quieren el poder con el que nacen las sacerdotisas de este templo y debemos asegurar que el ritual se haga o habrá graves consecuencias.
- ¿Poder? ¿Qué clase de poder? –las preguntas se formaron en la cabeza de todos, pero fue Naruto el que las formuló.
- Solo diré que mantengan una distancia… prudente o se verán en serios problemas.
- Eso no ayudó mucho –el ojiazul se cruzó de brazos molesto.
- Mi hijo Takeshi, los acompañará a sus habitaciones, espero sean de su agrado –y sin decir más el monje se retiró de la habitación.
Un joven castaño y de ojos verdes aceitunados los llevo por los pasillos del enorme templo, el lugar estaba en completo silencio y un poco oscuro. Llegaron frente a una gran puerta donde una mujer estaba esperando, en cuanto estuvieron cerca de ella les abrió la puerta, mientras pasaban se mantenía agachada.
- Si gustan relajarse un poco, el baño esta listo, es la puerta a su izquierda y las demás son las habitaciones –aunque el muchacho jamás perdió la cortesía en sus palabras, su rostro denotaba cierto recelo– Con su permiso, que pasen buena noche.
- Yo pido primero el baño –Naruto corrió y cerró la puerta tras de si.
- Acomodaré mis cosas –Sai desapareció tras la puerta a su cuarto tranquilamente.
- Regreso –y en un PUFF Sasuke desapareció.
Kakashi suspiró derrotado– A veces creo que un equipo de puros chicos es demasiado aburrido.
Sasuke estaba sentado en el techo del templo, prefería estar solo para poder pensar tranquilamente. No era la primera vez que se hacía cargo de una misión, pero si en la que toda la responsabilidad recaía en él. Aunque no lo demostrara era un mar de emociones, y es que había algo que lo distraía de la misión… la despedida de aquella chica que veía en sus sueños y esa distracción era lo que le molestaba. Pero una ráfaga de viento lo sacó de sus pensamientos, había sido algo extraño, el viento llevaba una dirección determinada.
Llevado por la curiosidad, Sasuke, saltó a las copas de los arboles que rodeaban el templo y que aun permanecían en movimiento por la fuerza ejercida por el aire. No le tomó más de un par de minutos cuando pudo ver un gran lago en medio de un claro a la mitad del bosque.
Giro su rostro buscando a su alrededor la causa de la fuerte racha de viento, de pronto vio como las arbustos a la orilla del bosque se movían. Apoyado en el Sharingan pudo distinguir a una persona cubierta por una capa negra. Por su estatura y complexión podría ser una chica o un niño, prefirió esperar a que se retirara la capucha y ver su rostro, pero al parecer esas no eran las intenciones de aquel extraño. Sacó un kunai de su bolso para estar listo en caso de iniciar una batalla.
Observó con paciencia desde su escondite, el encapuchado se paró al centro del lago, el agua comenzó a danzar a su alrededor en pequeños remolinos; el aire le hizo compañía arrastrando flores y haciéndolas girar alrededor de la misteriosa figura. Era un espectáculo maravilloso, Sasuke desactivó su kekkei genkai ya que la luna brillaba con gran esplendor iluminando al danzante de la noche. Sus sospechas, de que era una chica, se vieron confirmadas cuando una delicada mano salió de la protección de la capa, tenía la piel blanca, sumamente contrastante con la oscuridad de su abrigo. Unos rayos se colaron por debajo de la capucha, descubriendo parte del rostro de la chica; unos finos labios rosados y unas mejillas sonrojadas le dieron más indicios de la misteriosa personalidad. Sasuke quiso apreciar un poco más de aquel ser, pero sus movimientos fueron torpes haciendo denotar su presencia.
La oscura presencia huyo sin dejar rastro al oír el sonido de las ramas romperse.
- Tsk, soy un idiota.
Sin prisa alguna, el portador del Sharingan regresó al templo.
- ¿Dándote tus escapadas? –se oyó decir a una voz a sus espaldas– Eso no es común en ti, Sasuke.
- Creí haber visto a un intruso y lo seguí hasta un lago cercano –explicó serenamente el moreno– pero le perdí la pista… Kakashi.
- Jamás creí oír que se te escapara un sospechoso –dijo sonriente el peligris.
- Y no volverá a pasar, te lo aseguro –siseó molesto Sasuke por la burla de su ex sensei.
Sin decir más, ambos shinobi se fueron a dormir para recuperar fuerzas y estar frescos para su misión.
Se levantaron con los primeros rayos de sol y eso, al parecer, también era parte de las costumbres en el templo, amablemente fueron invitados a desayunar con el resto de los habitantes del lugar, extrañamente puros hombres.
- Oye Sai –Naruto llamó la atención de su amigo susurrándole al oído– ¿No crees que aquí hace falta algo?
Sai sin quitar su mascara de sonrisa de su rostro analizó el lugar– Pues ahora que lo dices, se supone que en este templo no solo hay monjes, sino también sacerdotisas. Y desde que llegamos a la única mujer que vi fue la de la habitación.
- ¿Las tendrán encerradas? ¿escondidas? ¿cautivas? –Naruto comenzaba a alarmarse pero su estado de crisis fue detenido por un potente golpe en la cabeza.
- Cállate usuratonkachi.
- Eso dolió –se quejó el rubio sobándose el bulto en su cabeza.
Sasuke lo miró hastiado– Ese era su objetivo.
- Espero que hayan pasado una noche placentera –expresó el monje principal al llegar después de que los shinobi terminaron de desayunar– Ahora quiero que conozcan a mis hijas –los condujo hasta el lugar donde los había recibido a su llegada. Luego de acomodarse hizo una señal y un grupo de mujeres entró; pero ninguna se acercó al monje o al grupo de shinobi.
- ¿Todas ellas son sus hijas? –el rubio no pudo evitar sorprenderse ante la llegada de doce chicas y una mujer ligeramente mayor.
El monje guardó la compostura al oír la expresión de Naruto– Todas las sacerdotisas que nacen en el templo son consideradas hijas del monje a cargo.
Sasuke agachó el rostro molesto, estaba conteniendo las ganas de asesinar a su “mejor amigo”.
- Padre, podrías presentarnos –habló una chica pelirroja de gafas y con el atuendo de sacerdotisa ligeramente abierto en la parte superior.
- Ella es mi hija mayor, Karin –señaló a la pelirroja– Es la que heredará el puesto de sacerdotisa principal del templo.
- Hola –saludó coquetamente guiñando un ojo al capitán de la misión.
- Ellos son los shinobi de Konoha, Fukuzawa Sai, Uzumaki Naruto, Hatake Kakashi y el capitán Uchiha Sasuke.
A los shinobi les corrió una gotita en la nuca al notar que la “sacerdotisa” intentaba coquetear con el menor de los Uchiha, que en la aldea era bien conocido por cubo-de-hielo-sin-sentimientos-Uchiha.
- Disculpe que sea tan directo, pero podría decirnos a quien tenemos que escoltar –exigió cortante Sasuke, empezaba a pensar que su Hokage estaba tomando venganza contra él por maltratar a su pequeño vástago– Entre más temprano salgamos, mayor cantidad de terreno recorreremos sin apresurar el ritmo.
- Tiene razón Uchiha-san, en ese caso esa persona será mi hija menor –invitó a la joven a salir de su refugio entre las demás sacerdotisas, pero al ver que no salía habló más fuerte– Sakura, preséntate.
Una joven comenzó a abrirse paso en la multitud, al llegar al frente su extraña belleza resaltó entre las demás. Cabellera rosa hasta la cintura, piel tan blanca y tersa como la porcelana, una dulce timidez y orbes verdes como el jade, hermosa.
- Mucho gusto, Haruno Sakura, deposito mi total confianza en ustedes para que este viaje sea lo menos complicado –su voz era angelical, digna de su apariencia y llena de calma y tranquilidad.
- Espero que no tengan ningún problema en el trayecto –el hombre le deseo suerte a su hija desde una distancia considerable– ¿Ya esta listo su equipaje? –miró al resto de las jóvenes que asintieron– Vayan a buscarlo.
- Aguarde un momento –interrumpió Sasuke la salida de las sacerdotisas– ¿Ellas vendrán con nosotros?
- Claro, son las acompañantes de mi hija.
- Lamento decir esto, pero entre más seamos mayor será el riesgo de la misión –explicó tranquilamente Kakashi.
- Sakura las necesita…
Sasuke negó con la cabeza– Solo llevaremos a su hija, nadie más.
- Estaría bien si uno de mis hermanos y yo los acompañamos y cuidamos de otra de las sacerdotisas –sugirió Takeshi.
Kakashi y Sasuke intercambiaron miradas– Pero nosotros no nos haremos cargo de su seguridad, si alguno de los tres llega a retrasarse le daremos prioridad a nuestra misión –dijo fríamente Sasuke, mientras la pelirrosa apretaba los puños con impotencia.
- Trato hecho –el castaño extendió su mano y estrecho la de Sasuke cerrando el acuerdo.
Los shinobi esperaban a la entrada del templo a que la sacerdotisa saliera para empezar el viaje. Lo que vieron removió fibras sensibles en cada uno.
Una mujer de cabellos rosa oscuro, despedía a la sacerdotisa; pero la despedida no era lo que hubieran imaginado. La mujer veía con desprecio a Sakura, incluso se podía percibir un ligero odio hacia la joven. Sakura trató de tomar la mano de la mujer, pero ella se apartó dándole la espalda y dejando a la chica con la mano extendida y la mirada llena de lágrimas.
Los hombres de Konoha sintieron una gran tristeza. En breves instantes Sakura estaba a su lado y todos evitaron verla.
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