NARUTO Y SUS PERSONAJES © MASASHI KISHIMOTO
“Amores De Leyenda” © SAKURA_TRC, 2012
“Amores De Leyenda” © SAKURA_TRC, 2012
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Capítulo 2. Misterioso Ser
Les tomó hasta el atardecer
llegar al templo ubicado al este de la villa, el camino había sido fácil y sin
ninguna clase de contratiempos.
- Buenas tardes, somos los
shinobi de Konoha –anunció Sasuke a un hombre que custodiaba la puerta.
- Bienvenidos, síganme por
favor –caminaron a través de un patio, para luego entrar al templo y llegar
hasta un gran salón vacío. El monje los dejó solos después de hacer una leve
reverencia.
Pasaron unos breves
momentos hasta que una puerta se deslizó dejando ver a un hombre de cabellera
castaña y ojos de un verde muy peculiar– Sean ustedes bienvenidos –saludó
cortésmente.
- El Hokage nos envió por
su solicitud de escolta –notificó el capitán– Mi nombre es Uchiha Sasuke, yo
seré el capitán de la misión, mi segundo al mando –dijo señalando al
peligris– Hatake Kakashi y mis
compañeros Uzumaki Naruto y Fukuzawa Sai.
- Veo que el Hokage envió
muy buenos shinobi, incluyendo a su hijo –analizó el hombre mirando a cada uno
de los shinobi presentes– No tengo duda que esta misión no les presentará
dificultad alguna.
- Nos conoce –acotó Kakashi
nada sorprendido.
- La fama de su equipo los
precede –el equipo entero formó una sonrisa arrogante, pero la alegría se
esfumo rápidamente.
- ¿Podemos saber a que se
debe la escolta de una de sus sacerdotisas? –cuestionó Naruto.
- Cállate, eso no es de
nuestra incumbencia –lo calló Sai dándole un golpe en las costillas.
Naruto se encogió del dolor
por el golpe recibido pero no dejó de hablar– Pero Sai-baka, no quieres saber
porque nos mandaron a una misión tan fácil.
- Na-ru-to –siseó
peligrosamente Sasuke.
El monje principal no se
alteró solo cerró los ojos y habló serenamente– Lo que puedo decirles es que
muchos quieren el poder con el que nacen las sacerdotisas de este templo y
debemos asegurar que el ritual se haga o habrá graves consecuencias.
- ¿Poder? ¿Qué clase de
poder? –las preguntas se formaron en la cabeza de todos, pero fue Naruto el que
las formuló.
- Solo diré que mantengan
una distancia… prudente o se verán en serios problemas.
- Eso no ayudó mucho –el
ojiazul se cruzó de brazos molesto.
- Mi hijo Takeshi, los
acompañará a sus habitaciones, espero sean de su agrado –y sin decir más el
monje se retiró de la habitación.
Un joven castaño y de ojos
verdes aceitunados los llevo por los pasillos del enorme templo, el lugar
estaba en completo silencio y un poco oscuro. Llegaron frente a una gran puerta
donde una mujer estaba esperando, en cuanto estuvieron cerca de ella les abrió
la puerta, mientras pasaban se mantenía agachada.
- Si gustan relajarse un
poco, el baño esta listo, es la puerta a su izquierda y las demás son las habitaciones
–aunque el muchacho jamás perdió la cortesía en sus palabras, su rostro
denotaba cierto recelo– Con su permiso, que pasen buena noche.
- Yo pido primero el baño
–Naruto corrió y cerró la puerta tras de si.
- Acomodaré mis cosas –Sai
desapareció tras la puerta a su cuarto tranquilamente.
- Regreso –y en un PUFF
Sasuke desapareció.
Kakashi suspiró derrotado–
A veces creo que un equipo de puros chicos es demasiado aburrido.
…
Sasuke estaba sentado en el
techo del templo, prefería estar solo para poder pensar tranquilamente. No era
la primera vez que se hacía cargo de una misión, pero si en la que toda la
responsabilidad recaía en él. Aunque no lo demostrara era un mar de emociones, y
es que había algo que lo distraía de la misión… la despedida de aquella chica
que veía en sus sueños y esa distracción era lo que le molestaba. Pero una
ráfaga de viento lo sacó de sus pensamientos, había sido algo extraño, el
viento llevaba una dirección determinada.
Llevado por la curiosidad,
Sasuke, saltó a las copas de los arboles que rodeaban el templo y que aun
permanecían en movimiento por la fuerza ejercida por el aire. No le tomó más de
un par de minutos cuando pudo ver un gran lago en medio de un claro a la mitad
del bosque.
Giro su rostro buscando a
su alrededor la causa de la fuerte racha de viento, de pronto vio como las
arbustos a la orilla del bosque se movían. Apoyado en el Sharingan pudo
distinguir a una persona cubierta por una capa negra. Por su estatura y
complexión podría ser una chica o un niño, prefirió esperar a que se retirara
la capucha y ver su rostro, pero al parecer esas no eran las intenciones de
aquel extraño. Sacó un kunai de su bolso para estar listo en caso de iniciar
una batalla.
Observó con paciencia desde
su escondite, el encapuchado se paró al centro del lago, el agua comenzó a
danzar a su alrededor en pequeños remolinos; el aire le hizo compañía
arrastrando flores y haciéndolas girar alrededor de la misteriosa figura. Era
un espectáculo maravilloso, Sasuke desactivó su kekkei genkai ya que la luna
brillaba con gran esplendor iluminando al danzante de la noche. Sus sospechas,
de que era una chica, se vieron confirmadas cuando una delicada mano salió de
la protección de la capa, tenía la piel blanca, sumamente contrastante con la
oscuridad de su abrigo. Unos rayos se colaron por debajo de la capucha,
descubriendo parte del rostro de la chica; unos finos labios rosados y unas
mejillas sonrojadas le dieron más indicios de la misteriosa personalidad.
Sasuke quiso apreciar un poco más de aquel ser, pero sus movimientos fueron
torpes haciendo denotar su presencia.
La oscura presencia huyo
sin dejar rastro al oír el sonido de las ramas romperse.
- Tsk, soy un idiota.
Sin prisa alguna, el portador
del Sharingan regresó al templo.
- ¿Dándote tus escapadas?
–se oyó decir a una voz a sus espaldas– Eso no es común en ti, Sasuke.
- Creí haber visto a un
intruso y lo seguí hasta un lago cercano –explicó serenamente el moreno– pero
le perdí la pista… Kakashi.
- Jamás creí oír que se te
escapara un sospechoso –dijo sonriente el peligris.
- Y no volverá a pasar, te
lo aseguro –siseó molesto Sasuke por la burla de su ex sensei.
Sin decir más, ambos
shinobi se fueron a dormir para recuperar fuerzas y estar frescos para su
misión.
…
Se levantaron con los
primeros rayos de sol y eso, al parecer, también era parte de las costumbres en
el templo, amablemente fueron invitados a desayunar con el resto de los habitantes
del lugar, extrañamente puros hombres.
- Oye Sai –Naruto llamó la
atención de su amigo susurrándole al oído– ¿No crees que aquí hace falta algo?
Sai sin quitar su mascara
de sonrisa de su rostro analizó el lugar– Pues ahora que lo dices, se supone que
en este templo no solo hay monjes, sino también sacerdotisas. Y desde que
llegamos a la única mujer que vi fue la de la habitación.
- ¿Las tendrán encerradas?
¿escondidas? ¿cautivas? –Naruto comenzaba a alarmarse pero su estado de crisis
fue detenido por un potente golpe en la cabeza.
- Cállate usuratonkachi.
- Eso dolió –se quejó el
rubio sobándose el bulto en su cabeza.
Sasuke lo miró hastiado–
Ese era su objetivo.
- Espero que hayan pasado
una noche placentera –expresó el monje principal al llegar después de que los
shinobi terminaron de desayunar– Ahora quiero que conozcan a mis hijas –los
condujo hasta el lugar donde los había recibido a su llegada. Luego de
acomodarse hizo una señal y un grupo de mujeres entró; pero ninguna se acercó
al monje o al grupo de shinobi.
- ¿Todas ellas son sus
hijas? –el rubio no pudo evitar sorprenderse ante la llegada de doce chicas y
una mujer ligeramente mayor.
El monje guardó la
compostura al oír la expresión de Naruto– Todas las sacerdotisas que nacen en
el templo son consideradas hijas del monje a cargo.
Sasuke agachó el rostro
molesto, estaba conteniendo las ganas de asesinar a su “mejor amigo”.
- Padre, podrías
presentarnos –habló una chica pelirroja de gafas y con el atuendo de
sacerdotisa ligeramente abierto en la parte superior.
- Ella es mi hija mayor,
Karin –señaló a la pelirroja– Es la que heredará el puesto de sacerdotisa
principal del templo.
- Hola –saludó coquetamente
guiñando un ojo al capitán de la misión.
- Ellos son los shinobi de
Konoha, Fukuzawa Sai, Uzumaki Naruto, Hatake Kakashi y el capitán Uchiha
Sasuke.
A los shinobi les corrió
una gotita en la nuca al notar que la “sacerdotisa” intentaba coquetear con el
menor de los Uchiha, que en la aldea era bien conocido por
cubo-de-hielo-sin-sentimientos-Uchiha.
- Disculpe que sea tan
directo, pero podría decirnos a quien tenemos que escoltar –exigió cortante
Sasuke, empezaba a pensar que su Hokage estaba tomando venganza contra él por
maltratar a su pequeño vástago– Entre más temprano salgamos, mayor cantidad de
terreno recorreremos sin apresurar el ritmo.
- Tiene razón Uchiha-san,
en ese caso esa persona será mi hija menor –invitó a la joven a salir de su
refugio entre las demás sacerdotisas, pero al ver que no salía habló más
fuerte– Sakura, preséntate.
Una joven comenzó a abrirse
paso en la multitud, al llegar al frente su extraña belleza resaltó entre las
demás. Cabellera rosa hasta la cintura, piel tan blanca y tersa como la porcelana,
una dulce timidez y orbes verdes como el jade, hermosa.
- Mucho gusto, Haruno
Sakura, deposito mi total confianza en ustedes para que este viaje sea lo menos
complicado –su voz era angelical, digna de su apariencia y llena de calma y
tranquilidad.
- Espero que no tengan
ningún problema en el trayecto –el hombre le deseo suerte a su hija desde una
distancia considerable– ¿Ya esta listo su equipaje? –miró al resto de las
jóvenes que asintieron– Vayan a buscarlo.
- Aguarde un momento
–interrumpió Sasuke la salida de las sacerdotisas– ¿Ellas vendrán con nosotros?
- Claro, son las
acompañantes de mi hija.
- Lamento decir esto, pero
entre más seamos mayor será el riesgo de la misión –explicó tranquilamente
Kakashi.
- Sakura las necesita…
Sasuke negó con la cabeza–
Solo llevaremos a su hija, nadie más.
- Estaría bien si uno de
mis hermanos y yo los acompañamos y cuidamos de otra de las sacerdotisas
–sugirió Takeshi.
Kakashi y Sasuke
intercambiaron miradas– Pero nosotros no nos haremos cargo de su seguridad, si
alguno de los tres llega a retrasarse le daremos prioridad a nuestra misión
–dijo fríamente Sasuke, mientras la pelirrosa apretaba los puños con
impotencia.
- Trato hecho –el castaño
extendió su mano y estrecho la de Sasuke cerrando el acuerdo.
…
Los shinobi esperaban a la
entrada del templo a que la sacerdotisa saliera para empezar el viaje. Lo que
vieron removió fibras sensibles en cada uno.
Una mujer de cabellos rosa
oscuro, despedía a la sacerdotisa; pero la despedida no era lo que hubieran
imaginado. La mujer veía con desprecio a Sakura, incluso se podía percibir un
ligero odio hacia la joven. Sakura trató de tomar la mano de la mujer, pero
ella se apartó dándole la espalda y dejando a la chica con la mano extendida y
la mirada llena de lágrimas.
Los hombres de Konoha
sintieron una gran tristeza. En breves instantes Sakura estaba a su lado y
todos evitaron verla.
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